miércoles, 28 de enero de 2009

La Población Gitana en Extremadura

En la Comunidad Autónoma de Extremadura viven unas 15.000 gitanos. Su situación social es muy diversa produciéndose en las últimas décadas, una sensible mejora en sus condiciones de vida, propiciada por el acceso a los sistemas de protección Social, vivienda pública, sistemas de salud, educación y al esfuerzo de la propia comunidad gitana extremeña. Pero la población gitana continúa siendo uno de los grupos más vulnerables y con mayor riesgo de exclusión social y económica de Extremadura. Siendo víctimas, de frecuentes prácticas discriminatorias que impiden su acceso a bienes y servicios en igualdad de condiciones que el resto de todos los ciudadanos extremeños.

PINCELADAS HISTÓRICAS SOBRE LOS GITANOS EN EXTREMADURA

Al principio de su llegada a la Península Ibérica en el siglo XV, los gitanos son bien acogidos. Vivían con libertad y no sólo no eran rechazados, sino que los campesinos y aldeanos, les miraban con simpatía y comerciaban con ellos. Sus habilidades artesanas, su facilidad para entretener y divertir, eran apreciadas. Pero la homogenización política, cultural y religiosa iniciada por los Reyes Católicos hace difícil encontrar un lugar para los gitanos, pues ya no se acepta a los que piensan, hablan, visten o se comportan de forma distinta, como pone de manifiesto la pragmática real fechada en Medina del Campo en 1499.Apartir de entonces los gitanos aparecen como gente peligrosa, difícil de domesticar y de controlar.
En la primera mitad del siglo XIX cuando los gitanos logran un cierto acomodamiento, y comienza una época que constituye la base de la "memoria colectiva" del pueblo gitano en España. Las familias gitanas asentadas en las ciudades, más obligados que por propia voluntad, comienzan a cubrir un espacio económico en la agricultura y la ganadería, el de comerciantes de ganado de labor, convirtiéndose en los abastecedores de ganado tanto de los terratenientes como de los pequeños propietarios agrícolas. Los gitanos fueron imprescindibles en la economía agrícola y ello trajo consigo el reconocimiento social y el respeto.
Dice Francisco Suárez Montaño en su ensayo "Gitanos Extremeños" refiriéndose a esa época, que "... al reunirse de ese modo la producción agrícola se planteó la inminente demanda de un nuevo sistema de abastecimiento de recursos ganaderos para su desarrollo. Los gitanos ocuparon rápidamente ese peldaño que hasta entonces era escaso y mal organizado, ofreciendo un abaratamiento de costos y creando toda una infraestructura mercantil de amplias redes regionales. Por toda Extremadura se desplegaron las familias gitanas. Con su incorporación demográfica se perdió el carácter nómada que los definía, iniciándose de este modo un trasvase que iba a ser definitivo en su comportamiento social. Con estos asentamientos comenzó un intercambio económico, social y cultural de gran trascendencia para la comunidad gitana".
Los gitanos no sólo destacan como tratantes de ganado durante esa época decisivo, muchos de ellos son consumados herreros, Caldereros, etc.
Durante este periodo la cultura gitana se adapta, se enriquece e influye en la cultura general de los españoles, especialmente en Andalucía y Extremadura.
En los años 50 la mecanización transforma la agricultura y la industria en general, hecho que sitúa a los gitanos fuera del sistema productivo. Sus oficios y habilidades ya no son necesarios, lo que supuso el hundimiento de la incipiente "clase acomodada" gitana.
Los gitanos se ven arrastrados por la industrialización y la modernización de las estructuras productivas que trajo consigo nuevos comportamientos sociales. A pesar de todo, una buena parte se dedican a la venta ambulante en los mercadillos que cada día mueven una cuota mayor del comercio interior, pero por el contrario un buen número de gitanos quedan en la miseria de las chabolas, de la marginación total y absoluta y que ha llegado a nuestros días. No son tan lejanas las barriadas de miseria en los extrarradios de las ciudades Extremeñas.
PRINCIPALES RETOS DE LOS GITANOS EN EXTREMADURA Y APUNTES DE POSIBILIDADES DE ACTUACIÓN DESDE LA EDUCACIÓN SOCIAL
La Vivienda:
Uno de los problemas más importante de los Gitanos extremeños es la vivienda. Concretamente en Cáceres en el año 97 existían en la ciudad dos asentamientos chabolistas de Gitanos: en la carretera de Miajadas y en la de Malpartida, -el “El Junqillo” y el “Carrucho”-, estos asentamientos fueron eliminados en ese mismo año siendo realojados en la barriada de Aldea-Moret. Este proceso, descrito en pocas líneas, ha sido un cambio tremendo en la antropología gitana, pasando de vivir en lugares alejados en libertad absoluta, en chabolas sin comunidades y sin ningún tipo de compromiso, a vivir en bloques de viviendas sociales estándar.
El realojo se hizo de manera obligatoria, sin tener en cuenta la cultura y costumbres propias del pueblo gitano, lo que ha tenido como consecuencia, un entorno físico y social profundamente degradado. En este entorno se socializan las nuevas generaciones gitanas, en un especio sin higiene, sin convivencia, abandonado, olvidado, segregado en definitiva. Esta situación ha propiciado que se convierta en un verdadero gueto.
Esta condiciones endogámica, propicia el mantenimiento de la tradición de las bodas en edades muy tempranas (16-17 años), que multiplica el problema, al generarse nuevas necesidades de viviendas, que arrastra a estas personas a “ocupar” las viviendas vacías, generándose un nuevo problema social; la ocupación de viviendas de manera ilegal y su posterior desalojo. En este momento existe la necesidad de unas 150 viviendas para las familias gitanas cacereñas. La realidad descrita exige la inmediata actuación de las administraciones públicas, que permita una intervención integral, en el sentido de generar una atención adecuada al barrio para dotar a las personas de los mecanismos necesarios para una convivencia en comunidad, la construcción de viviendas que solucione definitivamente la escasez actual, viviendas que deben ubicarse en las distintas zonas de la ciudad y adaptadas a las necesidades del colectivo.
Debe procederse de manera prioritaria sobre todos los campos que favorecen la socialización, especialmente de las nuevas generaciones, respetuosa con la diversidad cultural, pero liberadora de hábitos que conducen a la marginalidad y exclusión social.En este proceso es fundamental la participación directa de la comunidad gitana, por ello hay que fomentar el tejido asociativo endógeno, facilitando cauces de participación y colaborando directamente en la gestión de los recursos y en la toma de decisiones, cuestión, esta última, que está fomentando la Fundación Secretariado Gitano.
La Educación:
La educación es uno de los retos imperiosos de la comunidad gitana en un futuro inmediato, por ello es necesaria la implementación de programas educativos que faciliten la normalización en la escolaridad de los niños y niñas gitanos.
EL absentismo escolar gitano tiene su origen en la falta de valor de la educación en la cultura gitana, mientras que esta misma cultura sí valora la familia, la palabra, o el trabajo.
La cultura gitana no entiende el periodo de formación como una inversión para el futuro, quizás por su trayectoria histórica, la cultura gitana vive el día a día, entendiendo como una pérdida de tiempo y de recursos los largos periodos de formación infantil y juvenil, ante las necesidades de la familia extensa, de la que suele formar parte.Existe, por otro lado, una sobre protección hacia los hijos, y muy especialmente hacia la mujer, que impide que se deje a las niñas a las instituciones educativas.
Para ello es necesario la implementación de programas específicos de educación, ya citados con anterioridad, que se dirija en principio a modificar costumbres y valores que impiden la escolarización, comenzando por la base, poniendo semilla, creando vínculos con las instituciones educativas, explicando la problemática y preparando a los docentes con proyectos de adaptación general, cuidando especialmente todo lo relacionado con el absentismo escolar, haciendo un seguimiento personalizado de los niños, con visitas a sus domicilios en caso de ausencia del menor. Para ello es necesaria una adecuada comunicación con la familia con dos propósitos: a) Informar a la familia del derecho y el deber de la escolarización obligatoria; b) concienciar y explicar la importancia de la educación para poder decidir y conseguir la igualdad de oportunidades para el futuro del niño.

Trabajo:
La lucha contra la exclusión y la discriminación en la formación y el empleo de la población gitana es una de las prioridades pues, es en este campo donde se ocasiona una situación especial de desigualdad y desventaja. Es necesario establecer actuaciones exclusivas, de carácter compensador, orientadas hacia la normalización. La Experiencia en el campo del empleo constata la gran distancia existente entre la población gitana y los niveles medios de formación y calificación profesional del resto de la población.
Esta descualificación tiene una clara consecuencia en cuanto a sus posibilidades de acceso y permanencia en un puesto de trabajo, ya que disminuye claramente las posibilidades de ser contratados y limita en general dicho acceso a sectores y tramos ocupacionales de baja cualificación, generalmente inestables, precarios y con escasas posibilidades de movilidad sectorial y progreso profesional.
Mujer:
La situación y las realidades de las mujeres gitanas son muy diversas, al igual que ocurre con las mujeres no gitanas; sin embargo, existe una cultura común, que las une y que consolida su particular identidad. Pero las culturas no son estáticas sino que están en constante transformación y la condición de mujer gitana está muy ligada a las peculiaridades de su cultura. La organización social gitana está fundamentada en la familia, es la institución clave y el pilar básico de su comunidad, y el papel de la mujer está muy relacionado con su papel dentro de la misma.Su proyecto de vida está generalmente orientado hacia el cumplimiento de su “rol familiar”.
La mujer gitana, tiene un gran protagonismo dentro de su comunidad, ella dirige la economía doméstica y trabaja dentro y fuera de la casa. Es también la encargada de transmitir los valores y las costumbres de su comunidad, consiguiendo así la cohesión del grupo y el control social del mismo. Tiene, por tanto, un papel clave en el proceso de socialización.
En la actualidad, son muchos los factores que están dificultando su plena participación en la sociedad pero especialmente es destacable la doble discriminación que sufre: por ser mujer y por pertenecer a una minoría étnica mal valorada socialmente. Como mujer sufre la discriminación y las dificultades de inserción y promoción laboral que tienen la mayoría de las mujeres Extremeñas, comunidad que cuenta con la tasa de de desempleo femenino más alta del conjunto de la Unión Europea.
La comunidad gitana está en pleno proceso de transformación, surgiendo nuevas necesidades y un papel nuevo de la mujer. Aunque la mayoría de las mujeres gitanas son conscientes de que tienen y quieren guardar sus propias señas de identidad cultural, hay aspectos en los que se empiezan a producir cambios, siendo más flexibles con algunas costumbres y tradiciones, debatiéndose entre dos frentes; la responsabilidad de contribuir al mantenimiento de los roles y tradiciones, y la necesidad de su promoción social. Así, conviven los valores más tradicionales con nuevos valores emergentes de participación y de realización de la mujer en otros ámbitos de la sociedad. La contribución que están realizando al desarrollo económico y social de su comunidad está cambiando la concepción de su identidad y la comunidad gitana lo está asumiendo como algo muy positivo.
Los trabajos que han realizado tradicionalmente las mujeres gitanas, estaban relacionados con las tareas domésticas y las ayudas a sus familias en el desarrollo de actividades como comercio ambulante, recogida de residuos urbanos, chalaneo…Pero actualmente, prácticamente todas estas actividades se encuentran en un proceso de fuerte transformación y regulación que “expulsa” en muchos casos a los gitanos de estos “nichos” y deja sin esas opciones laborales a las nuevas generaciones. En este contexto, las debilidades principales de las mujeres gitanas que en la búsqueda de empleo son: niveles bajos de autoestima y motivación, grado elevado de dependencia y proteccionismo familiar, baja cualificación profesional, escasas habilidades sociales para la búsqueda de empleo y para desenvolverse en situaciones de la vida cotidiana así como una escasa motivación para la formación y el empleo.
Frente a estas debilidades cabe destacar también una serie de fortalezas de las mujeres gitanas que facilitan la intervención, como sus recursos personales, porque están acostumbradas a asumir responsabilidades.Es importante tener en cuenta que, cualquier estrategia que pretenda mejorar la empleabilidad de la mujer gitana ha de desarrollarse desde el respeto y aceptación de su modo de vida, combinando la posibilidad real de mantener su rol en la familia y su necesidad de promoción personal y laboral. La familia ha de ser la principal aliada en su proceso de inserción, ha de confiar en las actividades a desarrollar, en los agentes de inserción (mediadores, educadores, orientadores, etc.).

A partir de aquí es necesario introducir una metodología que favorezca la adquisición de autonomía, iniciativa y decisión suficientes que les posibilite la realización de actividades profesionales.

2 comentarios:

romi dijo...

Muy Buenas Jose María,
al leer tu blog estoy deacuerdo con lo expuesto en especial: "La familia ha de ser la principal aliada en su proceso de inserción, ha de confiar en las actividades a desarrollar, en los agentes de inserción (mediadores, educadores, orientadores, etc.)." Creo que es cierto y que el cambio comienza por la propia familia y su mentalidad pero tambien es cierto que hay que brindarles oportunidades y medios.

saludos
Loli Silva

José María Izquierdo Calle dijo...

Hola Loli me alegra mucho tu comentario,tienes razón para ello es muy importate que personas como tu jóven, mujer y gitana, seais referencia en la sociedad.
Saludos.
José Mª