domingo, 9 de mayo de 2010

Educar socialmente para saber qué datos personales no pueden colgarse en las redes sociales.



El uso de la comunicación personal en las redes sociales, por novedoso, requiere de un cierto sosiego y madurez para que no se convierta en un instrumento de tortura y se vuelva contra la privacidad de todos y todas, no solo de los más jóvenes.

Un reciente estudio indica que algo más de la mitad de los internautas comparten información "de riesgo" en las redes sociales, desde las fechas de sus vacaciones a los nombres de sus hijos.

En el uso de la red tenemos que saber las normas de control de información de las distintas empresas que controlan las redes sociales. Controles ambiguos en muchas ocasiones que pueden generar confusión o falsa seguridad. Esta seguridad hace que en no pocas ocasiones los usuarios se basten solitos para contar al mundo más información personal de la que deberían, arriesgándose, por ejemplo, a que les desvalijen cuando salen de casa, que les despidan de sus puestos de trabajos o no controlando que la información permanece en el tiempo y no siempre estamos orgullosos de lo que hacemos, decimos y contamos en nuestra intimidad en un tiempo determinado de nuestras vidas.

El estudio de Consumer Reports indica que el 52 por ciento de los usuarios de redes sociales ofrece voluntariamente información "de riesgo", es decir, aquella que pueda hacerles más vulnerables a los delitos electrónicos, pero también en la vida real.

Los educadores y educadoras sociales sabemos que esto no ocurre solamente a los “inconscientes adolescentes”. Este dato se refiere sólo a usuarios adultos, que deberían saber que los datos personales como su fecha completa de nacimiento o el número de nuestro documento de identidad o pasaporte, están mejor en la cartera que a la vista de todo el mundo. Su difusión mundial facilita robar o suplantar identidades.

El nueve por ciento de los 2.000 encuestados habían sufrido algún problema en el último año, como infecciones de malware en sus equipos, estafas, robo de identidades o acoso. Los que comparten información sensible son especialmente vulnerables a estos peligros.

Para evitarlo, la organización de consumidores insta a los usuarios a utilizar una contraseña segura (dejar ya el 1234), comprobar que tenemos en funcionamiento los controles de privacidad del servicio y que no se ha incluido nuestro perfil en los resultados de buscadores.

Además, hay que supervisar el uso que hacen los menores de estas redes y evitar compartir información como la mencionada fecha de nacimiento, los nombres de los niños si alguien sube una foto o algo tan sencillo como las fechas en las que no vamos a estar en casa.

Imagen: Hervás (Cáceres)


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